jueves, 10 de mayo de 2007

Conil de la Frontera



Esa playa no es una playa, es piel de sirena infinita, dorada, que se pierde hasta el cabo de Trafalgar y en cada grano encierra la historia la creación, de los pasos que marcaron su destino, de desembarcos, batallas y salitre. Mis padres la conocieron en su infancia y quisieron que yo lo hiciera en la mía. Nos enamoramos de aquel pueblo blanco, entonces de pescadores, que jalaban las redes al atardecer y a veces me obsequiaban con algún lenguado aún coleando, o alguna lisa; de aquellos atardeceres escarlatas, donde el sol se daba por vencido con un último capricho incandescente, cuajando de luz las pupilas de los extasiados mirones...Recuerdo al viejecito que gritaba aquello de "oiga las de coco" vendiendo surtanas, los largos paseos con mi madre, recogiendo conchas y arreglando el mundo con nuestras conversaciones, el faro al lado del puerto, con sus 12 segundos de oscuridad, los leves acantilados que besaba el mar...ese mar, que me se hacía omnipresente hasta en los sueños con sus ojos verdes y sabios. Hace varios años todo cambió. Donde antes había pinares ahora crecen chalets de lujo, donde yo jugaba a construir castillos imposibles con mi padre (legado que mejoró mi hermano) están aparcadas las motos de agua, los turistas se pelean por un palmo de arena, brotan los racimos de sombrillas horteras, y los chiringuitos son hervideros de gritos y paellas...La primera vez que lo vi así me volví a casa con una sensación de derrota, la especulación y el turismo me habían ganado esta mano y yo tenía ganas de llorar. Así ha sido desde entonces, pero a veces, en temporada baja, regreso mi infancia y entonces todo vuelve a ser mío, mi arena y mis puestas de sol, mi oleaje, y mi pueblo encalado, la playa que me ha visto crecer...


Con este tributo a Conil doy comienzo a la sección Playas y Barcos piratas, en la que espero que os animeis y creemos pronto un ramilletes de recuerdos salados. Contadme los vuestros, ¿qué isla, península o terreno os conquistó? ¿Dónde regresáis para huir de la rutina?...

8 comentarios:

Coyote dijo...

De un lado el coyote del otro el Atlántico, en medio Riazor, lugar de borracheras, fiestas y agobios (que en junio se mezcla todo).
Para más información al respecto de mi opinión sobre esa playa hay que leerse mi post del miércoles pasado. ;)

Anónimo dijo...

Que verdades!. Compran, con su dinero pierden la piel de la sirena y su capricho incandescente, por estas tierras le sucedió a un pueblo llamado peñíscola, un pueblo que por desgracia yo sólo lo he conocido ya con el hormigón ahogando la arena, pero debió ser precioso, mágico. En mi ciudad la gente se marcha junto a la playa en verano (viviendo a 3km en la ciudad), la verdad es que son estúpidos, pues es cuando Castellón se llena de vida, de silencios nocturnos, calma y comienza el hechizo del aroma esquivo para tantos.

Anónimo dijo...

HOLA, HERMOSA IDEA ESTA DE CONTARNOS HISTORIAS DE VIAJES. ENSEGUIDA VINO A MI MENTE UN VIAJE DE PEQUEÑO, SUPONGO QUE ES ASI SIEMRPE. ERA EL AÑO 1974, SUPONGO, Y, DE SER ASÍ, YO TENÍA UNOS 8 AÑOS. RESULTA QUE CON MIS PADRES Y MIS OTROS DOS HERMANOS IBAMOS DE VACACIONES CERCA DE BAHIA BLANCA AL SUR DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES EN ARGENTINA. EN AQUELLOS AÑOS LAS RUTAS ESTABAN ASFALTADAS A LOS TUMBOS, MITAD POR DESIDIA, MITAD POR CORRUPCION. POR LO GENERAL, MI PAPÁ, UN EMPLEADO DEL ESTADO, TENIA UNA CAMIONETA QUE CARGABA CON TODOS NUESTROS BARTULOS Y LA CARPA Y LA PERRA. SIEMRPE SUCEDIA LO MISMO. LA CAMIONETA SE DESCOMPONÍA EN MEDIO DE LA RUTA Y DE LA NADA Y PARA NOSOTROS TRES. (MIS HERMANOS Y YO) AQUELLO ERA ALGO ESPERADO COMO PARTE DE LA AVENTURA D ELAS VACIONES YA QUE DEBÍAMOS PERNOCTAR TODA LA NOCHE EN LA RUTA A QUE VINIERA ALGUN CAMPESINO A RESCATARNOS.
CREO QUE FUERON EN ESAS NOCHES QUE MI MENTE DE OCHO AÑOS EMPEZO A FORJAR PARTE DEL HUMORISTA QUE SOY AHORA. AQUELLAS VACACIONES JAMAS VOLVIMOS A REPETIRLAS. MITAD PORQUE HEMOS CRECIDO, MITAD PORQUE LOS MUY CRETINOS EMPEZARON A MEJORAR LOS CAMINOS. IEMNPORE ES ASÍ, EN CUANTO UNO LE ENCUENTRA EL LADO BUENO A LO MALO, APARECEN ESTOS TIPOS PARA MEJORARLO.
LA PLAYA SE LLAMA PEHUEN CO, ES RUSTICA, CON OLAS ENOORMES. Y AGUAS VIVAS Y MEDANOS Y MAMÁ DE TREINTA AÑOS Y PAPÁ DE PELO NEGRO.
SI VAN POR ALLÁ, BÚSQUENLOS, SON LOS DE LA CAMIONETA CARGADA.

Anónimo dijo...

De La Guardia a Ribadeo todas tienen un encanto especial. Mis favoritas son Rodas, en las islas Cies, con su arena blanca y fina y su mar azul, las playas de Bueu, preciosas y poco explotadas (sera eso lo que las hace de momento tan atractivas), y finalmente y sin duda alguna, la playa de Las Catedrales, esa que se esconde cuando sube la marea; solo la vi un dia, un dia gris, no habia un alma, el agua estaba limpia y transparente, se sentia el viento humedo en la piel, las ganas d llover, el olor a mar... ese lugar es una fuente de nostalgia y romanticismo, Becquer se habria enamorado en esa playa.
Lo bueno de estas playas es q o no tienen mucha afluencia d turistas o no hay especulacion urbanistica justo a pie de playa, asi que da gusto ir por alli.

Anónimo dijo...

yo ya no escapo, aprendi que la rutina es una ironia imposible en la que el ser humano se ha ganado un master. una monotonia ya no forma parte de mi vida porque he comprendido que es completamente imposible que existan dos dias iguales, ni aunque te encierres entre 5 paredes.

en conil no hay paredes, es como si el planeta estuviera miles de km mas cerca del sol..

Fernando Pérez Fernández dijo...

desde un acantilado cualquiera te saludo, querida amiga -amante cuando quieras - Desde un acantilado cuneiforme, con visos de escollera, descifro el número del agua, y escojo su mejor guirnalda de espuma. Pues para eso está el mar. Un beso, moza.

antonio dijo...

De niño montábamos en el viejo Chrisler rojo de mi padre. si ninguna avería truncaba el viaje pronto comenzábamos a ascender puertos de curvas imposibles. los helechos orgullosos amenazaban con invadir la estrecha carretera, y mi padre advertía con el claxon en cada quiebro del camino. Los pinares infinitos introducían el penetrante olor a resina dentro del vehiculo. Yo miraba por la ventana y soñaba con veloces caballos corriendo a nuestro lado. Pronto llegábamos a la cumbre y comenzaba el vertiginoso descenso, de esta vertiente de la montaña ya podía intuirse el mar. Llegaba un olor a sal en el aire, el calor era pegajoso por la humedad, y la ilusión entonaba un rumor de olas en el subconsciente. Las olas de Zarautz siempre fueron soberbias, aunando belleza y peligro, como solo sabe hacer el mar y la mujer.
castillos de arena, sabor a sal y arena en la boca, salitre en el cuerpo, las comidas sentados en los grandes remolques de los pescadores, las niñas buceando a pulmón hasta el fondo del puerto a por las monedas que les tiraban los turistas... la jornada estival solía terminar con mi helado favorito: un drácula. Hoy en día cuando pido uno, obtengo mi pequeña porción de nostalgia.
Ahora tengo que conformarme con ver las olas de Zarautz como fondo del programa veraniego de Carlos Argiñano, es una agradable visión que me remonta a mi infancia. Pero.... a cambio tengo que soportar los chistes de Arguiñano.
Peliz verano a todos

Anónimo dijo...

hay un músico -quique gonzález- que le dedica casi todo un disco (exageración) a conil de la frontera. se llama Salitre.

"te conocí en conil de la frontera, nunca es primaver donde tu creciste..."

R.